María Yazmín Tarín e Idalia Canales
Ser un líder
en el ámbito educativo es una tarea que
va mas allá de ser el director de una institución o centro escolar considerando
que la escuela es el escenario organizado de tal forma que requiere ser
conducido correctamente para que se logren los objetivos propuestos. La escuela
actual, esta requiriendo de directivos y equipos de gestión con un liderazgo
transformador que sean motivadores y a
la vez instruccionales , profesionales de la educación que a través de su
sistema de trabajo establezcan prioridades, atiendan las demandas de los
usuarios, superen los conflictos que surjan entre los grupos, defiendan en
conjunto con sus colaboradores una sola visión que supere los intereses de particulares,
basándose siempre en principios de legitimidad y de participación en las decisiones.
En la actualidad que estamos viviendo ya no caben los “administradores burocráticos”
que se encajonan en fórmulas impuestas y obsoletas que ya no funcionan para
atacar la problemática del estudiante del siglo XXI, a nuestro sistema
educativo le urgen líderes comprometidos “capaces de mantener el timón de la
nave que impulsan los remeros pues, son
quienes fijan el rumbo y lo adaptan a las realidades no previstas.”(Noro,J.
2010).
Por otro lado,
el líder administrativo en una escuela tiene que proveer al equipo de trabajo,
la información interna y externa y los recursos que éstos necesitan para hacer
su trabajo La habilidad del director como líder administrativo tiene una gran
influencia en la aceptación del cambio. De hecho, el mejor uso de los recursos
humanos a través del trabajo en equipo y la cooperación entre las diferentes
funciones de la organización aumentará la velocidad en que se introducen los
cambios y las innovaciones, y reducirán la resistencia y el conflicto que puede
ocurrir ante el inicio de proyectos nuevos en la escuela. Lo importante es
estar pendiente de los efectos a largo plazo de estos cambios e innovaciones,
usando los menores esfuerzos posibles de energía, recursos y tiempo (Castillo,
2001).. Este deberá utilizar su autoridad para distribuir adecuadamente las
tareas, el tiempo, las instalaciones físicas, los recursos fiscales, los
materiales, la tecnología y cualquier otro recurso que se necesite para lograr
los objetivos. Además, debe proveer la seguridad, el apoyo, la confianza y la
motivación que necesita el equipo de trabajo para sentirse respaldado en las
tareas que realiza.
El equipo de
trabajo necesita tener un propósito común que le dé sentido a la escuela y que
mantenga a sus miembros trabajando unidos en una misma dirección. Por eso, el
director- administrador es responsable de que todos en la escuela conozcan la
visión y la misión que les permita mantener el impulso para lograr los
objetivos que se propongan. Por esta razón, el estilo colaborativo es el más
adecuado para introducir los cambios y aumentar la productividad. La autoridad
del liderazgo del director no se logra mediante imposición, sino a través de la
cooperación. La cooperación crea una nueva clase de autoridad (Acosta, 2000).
Además, es responsable de llevar a cabo la
investigación y el análisis exhaustivo de las situaciones y las oportunidades
que se presentan y de utilizar las técnicas, prácticas y modelos con suficiente
creatividad y flexibilidad para identificar aquellos que se ajusten y adapten
mejor a las necesidades cambiantes de la institución. Para esto, el director
necesita ejercer un liderazgo audaz, asertivo, comprometido y sobre todo,
creativo. En la medida en que busque alternativas diferentes, implante el uso
de técnicas y prácticas que permitan una operación más eficiente y efectiva, en
esa medida, logrará las metas y objetivos de la escuela.
Las escuelas
de nuestro tiempo, están siendo ocupadas por niños y jóvenes con características,
actitudes y talentos muy distintos a los
que manifestaban los niños y jóvenes de hace 10 años hacia atrás, los docentes
que tenemos la oportunidad y el privilegio de convivir día a día con nuestros
educandos nos podemos dar cuenta que nos corresponde guiar, orientar y
facilitar el aprendizaje a individuos que ya desde el vientre de sus mamás
genéticamente están dotados de una habilidad de comunicación extraordinaria,
los niños de hoy en día casi el cien por ciento son totalmente sociables o se
adaptan con mucha facilidad a sus entornos, razón suficiente para concebir que
las escuelas de hoy y del mañana deben ser atendidas por directivos,
colaboradores y docentes líderes, creando y desarrollando espacios “vivos” a
través es una escuela siempre abierta al cambio, a la asistencia de las
personas; donde alumnos y padres de familia fuera de horarios de trabajo
encuentran materiales de apoyo para su desarrollo cultural y personal; lo que
incluye reglas de funcionamiento claras y precisas a favor del proceso de
aprendizaje convivencia, mejorando continuamente las formas de vida de los
alumnos y sus familias, donde se dé más importancia al desarrollo integral de
la persona que a los contenidos meramente memorísticos; a la mejora de modos de
aprender y hacer las cosas que al simple hecho de hacer; la escuela viva nos
ofrece la oportunidad de vivir en este mundo, en un remanso de cultura y paz
con apoyo permanente de maestros y personal directivo y administrativo que
están en la misma no por compromiso; sino por el gusto de crear y participar en
lo que les gusta hacer. Lo que incluye un servicio a su comunidad y mejora de
las relaciones humanas, ésta es la escuela que nuestro sistema educativo
necesita para salir de la mediocridad y la falsa comodidad.
La escuela
viva existe en nuestros tiempos; pero no todas las escuelas que existen son
escuelas vivas; el desarrollo de estas debiera estar en manos de verdaderos
líderes; desde el director, docentes, colaboradores, autoridades rectoras, así
mismo la coadyuvancia de la sociedad (padres de familia, sector empresarial y
gobiernos).
¿Cuál será
nuestro granito de arena? El compromiso adquirido por un maestrante es hacer
prácticos y aterrizables los aprendizajes que ha adquirido, algunas de las
características que creemos identifican a un líder nato, son el espíritu de
servicio, el ejemplo de esfuerzo,
trabajo y perseverancia, si queremos ver un cambio, hagámoslo nosotros primero.
Creemos que
hasta el día de hoy, aunque hayamos visto más aspectos negativos que positivos
en nuestras escuelas, hay hombres y mujeres que con su ejemplo, motivación y su
habilidad para liderar a sus maestros, alumnos
y colaboradores han hecho la diferencia en muchos centros educativos de
nuestro país, como se dice por ahí, que hace “más el que quiere que el que
puede”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Acosta Ramos,
J. A. (2001). Supervisión educativa: Modelos, enfoques y estrategias. Segunda
Edición.
Puerto Rico: Publicaciones Yuquiyú.
Castillo, A.
(2001, Mayo). El cambio escolar y el liderazgo transformativo. Cuaderno de
Investigación
en la Educación ,
16, Centro de Investigaciones Educativas, Facultad de
Educación,
UPR- RP, 2-18.
Castillo
Ortiz, A., (2005). Cuaderno de Investigación en la Educación Número
20, diciembre de 2005, Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras
Liderazgo administrativo: Reto para el director de escuelas del siglo XXI
(NCATE). La National Commission
for Accreditation of Teacher Education .
Noro, J. E. (2010). Gestión y acción: docentes del
siglo XXI. Argentina: Ediciones
S.R.L.
Felicidades Compañeras
ResponderEliminarUn artículo muy interesante, me parece muy importante la caracterización que se hace del director-líder que requieren nuestras escuela actualmente .. y si se me permite decirlo, todas las organizaciones : capacidades, ganas y trabajo colaborativo
Saludos
Victor