Margarita Azucena Cruz López
"El problema principal no es tener aspectos que mejorar, sino
negar que existen y repetir una y otra vez los mismo errores".
Anónimo.
Por décadas
hemos venido escuchando que la educación está en crisis. Numerosos estudios se
han realizado con la intención de documentar este hecho, como ejemplo el artículo
de Luis Ratinoff, consultor del BID, publicado en la RLEE. Igualmente es conocida la multitud de
investigaciones realizadas por la OCDE que dan cuenta
de este fenómeno.
A través de la
investigación ha quedado claro que son múltiples las causas y los factores que
determinan este panorama. Sin embargo es posible destacar entre estos uno que
de alguna forma engloba a los demás: el intenso desarrollo social de las
últimas tres décadas, motivado en gran medida por la globalización y auspiciado por las tecnologías de la
información y la comunicación.
Este desarrollo
ha impactado de una forma contundente en todos los ámbitos de nuestras vidas:
el hogar, la comunidad, el trabajo y,
por supuesto, la educación. Ésta se enfrenta, así, a un reto
extraordinario: responder a las nuevas expectativas y demandas de una sociedad
globalizada e hiperdesarrolada.
Existe además un elemento extra que complica
esta tarea, lo vertiginoso del cambio, como lo señala Crosby "si de algo
podemos estar seguros es del cambio. El mundo para el cual planificamos el presente
no será el mismo mañana. El flujo constante de información y las ideas
cambiantes obligan al .... a estudiar sin cesar. Nadie puede saberlo todo".
Aún que existen
diferentes niveles en los cuales la educación enfrenta esta paradoja, la mayor
exigencia se centra en la escuela, ya que como nos dice Urbano "cada establecimiento
o escuela singulariza la institución social de la educación escolar y es el
espacio en el que los individuos y los grupos concretizan las normas, las
tareas y las finalidades que les han sido asignadas socialmente".
De esta forma la
escuela se ve sometida a una presión enorme ante exigencias de muy variado
origen: los propios educandos, los padres de familia, los empleadores, las
autoridades, diversas problemáticas sociales( obesidad, bullyng, adicciones,
violencia, delincuencia, embarazos precoces, entre otros). Además confluyen en
ella problemas socialmente determinados como la pobreza, la marginación, rasgos
culturales, limitación de recursos, etc.
Ante este
panorama cobra cada día más importancia la necesidad de contar con las personas
capaces de enfrentar esta problemática. Desde luego que , dado que la educación
se realiza en el aula, la primera opción se refiere a los docentes. Pero ahora
queda claro que lo que ocurre en el aula no depende exclusivamente de él, y
cada día se piensa más en el colectivo escolar.
Es así que se ha
pensado que una herramienta que puede permitir mejorar los resultados
educativos se encuentra en las formas de organizar y dirigir los colectivos
escolares, es decir la gestión escolar.
En esta línea ha
quedado claro que una buena parte de la calidad que deberían alcanzar las
escuelas depende del desempeño del colectivo escolar y, que este desempeño se
ve fuertemente influido por quien tiene la responsabilidad formal de
conducirlo: el director escolar.
De esta forma se
ha podido establecer la necesidad de que los directores asuman su
responsabilidad de manera efectiva y eficaz, lo que los llevaría a ejercer un
rol de líderes educativos, que en palabras de Pazmiño implica " ser hábil
para: planear y organizar el trabajo, apreciar situaciones y tomar decisiones,
instruir, crear situaciones deseables, descubrir lealtades, y, conseguir
disciplina espontanea basada en el convencimiento".
Sin embargo, en
las escuelas frecuentemente encontramos inercias y resistencias al cambio, que
derivan de una práctica rutinaria y anquilosada, por lo que cobra especial
importancia la capacidad de liderar para lograr lo que atinadamente asienta
Pincus en el sentido de "tener la capacidad de lograr que otras personas
hagan algo que no quieren hacer, y lo hagan con gusto", de no caer en la figura que atinadamente define
Eggers como líder autocrático quien no da lugar a la participación del
colectivo en la toma de decisiones y, sobre todo, tener siempre en claro que
"liderar no es dar órdenes,
liderar es educar, instruir, conducir, ganar y dirigir a sus seguidores",
tal como lo afirma Pazmiño.
Finalmente podemos agregar que una cualidad esencial del líder se
refiere a la actitud, esto implica tener la mente abierta y, por consiguiente,
saber que: aún hay mucho por aprender (en todo sentido: en la vida familiar,
laboral, en las relaciones interpersonales en general, etc.), el conocer bien
algo no significa que se conozca todo, las opiniones de los demás pueden ser
interesantes, y son valiosas por la enseñanza que encierran, uno puede aprender
de las cosas más simples.
Mantener una actitud abierta es el aspecto clave para nunca dejar de
aprender, de crecer, de desarrollar la inteligencia; al mismo tiempo, permite
esforzarse siempre por continuar.
Referencias.
·
Crosby, P. B. (1990).
Liderazgo: el arte de convertirse en un ejecutivo. México: McGraw-Hill.
· Pincus, J. David.(1995).
El gran jefe: un tipo de libro diferente para convertirse en un líder
excelente.: McGraw-Hill Professional Publishing, . p 110
· Pazmiño Cruzatti,
Iván. (2010). Liderazgo, más que una estrategia gerencial.: EDITEKA Ediciones,
. p 42
· Eggers,
Maximiliano F. (2012). Teoría de las organizaciones: Editorial Maipue.
· Urbano, Claudio. (2009)
El trabajo grupal en las instituciones educativas: herramientas para su
análisis.: Editorial Brujas, . p 83
· http://www.cee.iteso.mx/BE/RevistaCEE/t_1994_3-4_02.pdf
·http://www.oecd.org/centrodemexico/publicaciones/M%C3%A9xico--Compendio%20de%20Estudios%20y%20Reportes%20de%20la%20OCDE.pdf
· http://www.sep.gob.mx/work/models/sep1/Resource/126652/1/ANTOLOGIAGESTION.pdf
· http://nogal.mentor.mec.es/~lbag0000/html/global1.HTM
· http://biblioteca.ajusco.upn.mx/pdf/guias/grce.pdf
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